Desaparece el CD… ¡y tantos recuerdos con él!

Desaparece el CD… ¡y tantos recuerdos con él!

 

Los que nacieron a finales de los 70, a caballo entre la generación X y los millennials, son generación CD. Entre finales de los 80 y principios de los 90, las estanterías llenas de polvorientos discos de vinilo, propiedad de padres y hermanos y hermanas mayores, fueron progresivamente ocupadas, con cierto descaro revolucionario, por estos pequeños y brillantes discos que, en unos pocos años, cambiarían la forma en la que percibimos la música.

Los CD no se consumían y contenían una promesa de eternidad, que acabó siendo demasiado corta. De los CDs también se podían sacar casetes, que en muchos casos sustituyeron las cartas de amor. Los más solitarios consumían en su walkman sus esfuerzos como DJ. Pero surgió el CD, que también podíamos escuchar caminando (aunque saltaba demasiado…). Y más tarde los ‘quemadores’, momento en el que los millennials se mudaron del equipo de música al ordenador.

un éxito repentino pero efímero

En 1982, de la alianza entre Philips y Sony, salió el primer CD comercial con la grabación ‘La Sinfonía de los Alpes’ de Richard Strauss, dirigida por Von Karajan. La calidad de la música emitida por ese platillo de policarbonato de 12 cm era excelente. El primer álbum pop imprimido en CD fue ‘The Visitors’ de ABBA, aunque el primero en venderse fue ‘52nd Street’ de Billy Joel.

La mayor planta de producción discográfica de Estados Unidos, abierta en Terre Haute en 1953, sufrió un gran cambio en 1984. Pasó de la producción de vinilos al CD y llegó a imprimir más de 11.000 millones de copias en 33 años. El primero en salir de sus puertas fue ‘Born in the USA’ de Bruce Springsteen en 1984.

Las discográficas tocaron techo en los 90, exaltadas por los beneficios de un soporte cuya producción costaba menos de 80 centavos y que se vendía, con una política de precios cada vez más altos, a 25 veces más. Parecía el negocio perfecto, potencialmente infinito, pero la realidad fue distinta. Una vez que la música se digitalizó, el panorama cambió completamente.

Primero llegaron los discos ópticos de los ordenadores (los ‘quemadores’) con los que grabar copias infinitas. Luego Internet, MP3, Napster, iPod, iTunes y, finalmente, el streaming. Los discográficos pensaron que el CD los ganaría a todos, “la calidad de estos archivos es demasiado baja”, decían. Sin embargo, no vieron que la gallina de los huevos de oro ya se estaba volviendo estéril.

“El mercado del entretenimiento doméstico lleva años cayendo”, ha declarado el presidente de Sony Digital Audio Disc Corp. America, Dave Rubenstein. “Hasta ahora pudimos hacer frente con una política de reducción de costes muy agresiva. Pero ya no tiene sentido seguir”, añade Rubenstein. En Terre Haute quedarán los últimos 300 empleados para mantener abierta solo la parte que produce Blue-Ray para Playstation y los minidiscos UHD-100 para sistemas de proyección.
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superado por el streaming y el vinilo

El fin del CD llega con una paradoja: la recuperación del vinilo. Un regreso muy relativo, eso sí, pues las cifras de los últimos cinco años son infinitesimales en comparación con el período de posguerra. A finales de los 70, se vendían más de 500 millones de vinilos. Ahora solo llegamos a unos 10 millones de unidades (Fuente: RIAA)

El vinilo sí está viviendo una segunda vida en comparación con los 90, cuando casi lo entierra el CD. Hoy, gracias a nuevas ediciones, impresiones con gramajes mayores que mejoran la calidad, producciones nuevas y viejas, el vinilo revive, aunque en muchos casos representa un capricho para melómanos.

La música en digital superó las ventas de los formatos físicos por primera vez en 2015. Los servicios de streaming como Spotify y Apple Music crecieron más del 60% en 2017. Incluso el minorista estadounidense Best Buy ha anunciado que dejará de vender CDs musicales. Eso sí, seguirá comercializando vinilos que, en 2017, representaron el 14% de todas las ventas de álbumes físicos.
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El fin del cd está escrito

El número de CDs vendidos en el mundo en 2010 se redujo a la mitad en comparación con el 2000. Ahora la caída se acelera un 5% por año. La desaparición definitiva del soporte está prevista para 2022 tras 40 años de vida. No lo suficiente vintage para aprovechar el negocio de la nostalgia. Tampoco lo suficiente cómodo o cualitativo para enamorar a runners o musicólogos. El CD, lo sentimos, no tiene futuro.

El CD ha sido el formato de reproducción musical más rápido en establecerse en el mercado. Lo cuenta Greg Millner en su libro ‘Perfecting Sound Forever’. Pero también será el más rápido en desaparecer. Al nacer, ya llevaba dentro de sí la semilla de una nueva época. Ahora la música es líquida, los discos ya no se venden y nuestras enormes colecciones terminarán en el sótano junto con los casetes con los que nunca hemos enamorado a nadie.